lunes, 13 de mayo de 2013


6° MEPP- Literatura infantil y prácticas escénicas…..13/05/20313
LA FANTASÍA
Es un poder positivo que estimula la creatividad humana y peligrosa a la vez, si a través de ella se exaltan valores que rompen con las normas morales y éticas. Puede ser usada con fines negativos, esto ocurre cuando por medio de una obra literaria se proyectan prejuicios sociales o raciales, con el fin de lograr objetivos que son negativos para la convivencia social y para la personalidad del niño.
La literatura para niños debe desatar la imaginación e ir de lo simple a lo complejo, si el lenguaje es abstracto y su contenido exento de  fantasía, ni el libro más bello del mundo logrará despertar su interés.  El premio nobel de literatura BESHEVIS SINGER, afirmo, “es mucho más difícil escribir un libro para niños que uno para adultos”.
Las joyas literarias más codiciadas, son los cuentos fantásticos que narran historias donde los árboles bailan, las piedras corren, los ríos cantan y las montañas hablan. Los niños sienten especial fascinación por los castillos encantados, las voces misteriosas y las varitas mágicas.
FANTASÍA,  ANIMISMO Y MENTIRA.
Por la importancia de la imaginación en los niños, los psicólogos han dividido la fantasía en tres etapas.
1.    FANTASÍA: consiste en el paso de la imaginación pasiva a la imaginación activa y creadora.
2.    ANIMISMO: es la etapa en el cual el niño atribuye conciencia y voluntad a los elementos inorgánicos y a los fenómenos de la naturaleza.
La fantasía del niño es capaz de dotarle vida al objeto más insignificante.  Los preescolares, personifican las letras del abecedario, dicen: “la letra a es una señora gorda y la i un caballo con sombrero”
La fantasía infantil (Ps. Lawrence A. Averill) no conoce frenos: en la realidad acepta el mundo como es, en la fantasía lo transforma. Una vez superada la etapa del “animismo” esencialmente vinculada a los objetos y al contexto familia, el niño ingresa a la tercera etapa.

3.    MENTIRA: imagina personajes sobrenaturales cuyas hazañas lo seducen y sugestiones. “Empieza a darse cuenta de la complejidad del mundo, donde aparece la edad de la imaginación junto con la “edad de la razón”. Es aquí donde su interés es hacia los cuentos folclóricos primitivos, cuentos de hadas que lo transportan al reino de lo fabuloso”
El niño parece un hombre primitivo, que cree que los astros son seres fantásticos que dominan sobre él y a quienes se les debe rendir pleitesía, como lo hacían los mayas al sol y la luna. Su imaginación crea personajes esotéricos (escondidos, secretos, misteriosos), unas veces bellísimos y otras horribles, de su temor surgen las hadas y los duendes, que lo protegen o lo amenazan.
Por eso los mitos y las leyendas son productos genuinos de la expresión íntima de hombre primitivo.
Claparede dice “El niño deforma la verdad y se gana el epíteto (calificativo) de embustero, sin embargo no tiene la intención de engañar, sino que prologa una comedia de la cual él mismo es juego a medias”. La fabulación del niño no tiene nada que ver con la mitomanía del adulto, para él es normal trocar (cambiar) la realidad en fantasía y la fantasía en realidad; la mentira en el adulto es  alteración de la verdad de manera voluntaria y consciente.

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